La metáfora del Bambú chino


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La Valentía de una semilla

Imaginemos el valor que tiene una semilla al desprenderse de su origen; ciertamente protegida por una corteza, en unas semillas más dura que en otras, pero protegidas. Se encuentran cubiertas por los brazos protectores de un suelo generoso, que les brinda calor y agua en la medida perfecta.

Pero les llega el momento de emerger, y para eso rompen su caparazón, y se vuelven vulnerables, se exponen delicadas. Capullos que buscan la luz del sol…¡y crecen!

Suaves, delicadas, maleables, pero con una belleza admirable por todos… Algunas semillas están destinadas a ser grandes árboles llenos de bondad que regalan sus frutos, otras semillas se convierten en flexibles bambús que bailan con el viento del cambio y limpian nuestro oxígeno, otras semillas se convierten en hermosas flores que nos hacen apreciar lo afortunados que somos de poder “estar”, ver, oler y sentir los regalos de la madre naturaleza.

Las semillas tienen dos opciones: crecer o quedarse en sus capullos y marchitarse; el valor o el miedo, la acción o la inercia… Gracias a todas aquellas semillas que decidieron crecer con valor y acción.

Hay una antigua metáfora que habla acerca de una semilla especialmente inteligente; este ejemplo es un regalo más de la naturaleza para fortalecernos… Madre naturaleza también nos quiere ver crecer a nosotros.

•*¨`*•. . . . . . La Semilla del Bambú Chino:


Un joven horticultor siembra una semilla de bambú chino, y aunque él sabe que necesita cuidado, dedicación y paciencia, no se espera la lección de vida que esta planta, generosamente, está por regalarle.

El horticultor la riega, le cuida su tierra con vitaminas y abono, le habla, le cuenta de su vida, le dedica tiempo y pensamiento, está con ella en su rutina de cuidado… ¡pero pasa el tiempo y la semilla no responde! El horticultor le pregunta: ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué no veo tu avance? ¿Es que acaso he estado perdiendo mi tiempo? ¿Es que a caso no vale la pena?, y a punto de tirar la toalla, pasó un viejo horticultor y le dijo que tuviera paciencia, que sí valía la pena.

El joven horticultor se dijo a si mismo: - voy a apegarme a ti con todas mis fuerzas, voy a creer en ti con toda mi convicción, voy hacer por ti todo lo que esté a mi alcance, y estaré atento a lo que pueda aprender durante el camino; porque este es mi gran deseo, porque este es mi gran propósito.-

Pasan 6 años para que aparezca sobre la tierra un pequeño brote del bambú chino… Y SORPRENDENTEMENTE, EN SÓLO SEIS SEMANAS CRECE 30 METROS DE ALTURA.

Dicen que tardó 6 semanas en crecer, cuando realmente duró 6 años y 6 semanas.

La dinámica del bambú chino es echar una red de raíces fuertes horizontales y verticales que le permiten crecer, experimentar las alturas, y ser flexible ante los embates de la vida. Esa es una excelente lección.

Muchas veces los resultados que esperamos no se ven tal y como nosotros pensábamos, no cumplen ni remotamente nuestras expectativas. Invertimos esfuerzos, tiempo, amor, dedicación por aquellas causas que nos mueven porque son nuestro gran deseo, nuestra gran convicción, y no vemos los resultados de forma inmediata y tenemos un dialogo interno confundido, abatido, y contrariado; un dialogo que se debate entre la razón y el corazón.

Esperemos con paciencia, escuchemos todas las señales, fortalezcamos nuestras raíces, nutrámonos con pensamientos de optimismo, y usemos la perseverancia como nuestra oración diaria, como nuestro mantra de vida.

Esta es mi fórmula:

"Los sueños y deseos son el mapa, dicen hasta dónde quieres llegar; los sentimientos son la brújula, te indican en dónde estas; la perseverancia es el camino, te ayuda a seguir adelante todos los días; y el éxito la llegada! Simplemente eso es"...

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